Dicen que después del golpe fascista de Pinochet contra la democracia chilena, y tras la huida de exiliados de Chile a otros países aparecieron pintadas en las paredes de los aeropuertos chilenos en las que ponían "el último que apague la luz".
Leyendo lo que esta ocurriendo en Lanzarote, con las noticias de que cada día detienen a dos o tres personas (políticos, empresarios , técnico, funcionarios) se me vino a la cabeza la imagen de esas pintadas en los aeropuertos chilenos.
Pero alguien se tiene que quedar en la isla de los volcanes, por que después de toda esta paranoia retransmitida, este show mediático judicial, la isla tiene que seguir funcionando. Y seguro que saldrán nuevas caras lanzaroteñas que pongan a la isla donde se merece.
El problema a mi modo de entender es que los cambios políticos no se hacen a golpe de mazazos judiciales, sino mediante el convencimiento del pueblo de que las cosas se pueden y se deben hacer de otra forma.
El último que no apague la luz y coja el reto.
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